domingo, 20 de julio de 2008

CONTAMINACION DEL RIO TAMESIS

Tan contaminado estaba el río Támesis en su tramo de 70 km desde Gravesend hasta Teddington Lock –en 1957, cuando fue analizado mediante muestreos por los científicos–, que ningún pez podía vivir en sus aguas. En siglos anteriores había sido un sitio ideal para la pesca, desde su estuario –donde abundaban los peces de agua salada– hasta los sitios poco profundos adonde llegaban a desovar los salmones, procedentes del mar.
Cuando la ciudad de Londres creció, aumentó la producción de basura, y mucha se arrojaba al río. Pero la contaminación comenzó a ser un problema serio en la primera década de 1,800, cuando empezaron a utilizarse los excusados. Antes de eso, la mayor parte de las aguas de desecho de la ciudad se vertían en fosas y, después, se esparcían en los jardines.
Las aguas no tratadas que llegaban al río estimularon el crecimiento de bacterias. De manera gradual, éstas acabaron con el oxígeno del agua, que es esencial para la vida de los peces y de las plantas. Para mediados del siglo XIX, el hedor era tan grande, que las cortinas de la Camara de los omunes, situada aq orillas del río, tuvieron que ser empapadas de desinfectantes. Se realizaron muchas obras al norte y al sur de la ciudad para tratar de resolver el problema, pero con el aumento de la población y la proliferación de industrias químicas y de gas, que tiraban sus desechos directamente en el río, la contaminación empeoró. Las industrias de energía que vertían agua caliente en la corriente del Támesis redujeron más los niveles de oxígeno de sus aguas.
Al principio de la década de 1960, se realizó un mayor esfuerzo para modernizar el sistema de tratamiento de las aguas residuales de la ciudad de Londres y para reducir la cantidad de emisiones de las fábricas. Con esto, los peces comenzaron a regresar al río, y en 1973 había unas 72 especies en sus aguas. Otra vez era posible pescar anguilas en el corazón de la ciudad, y las garzas se convirtieron, en animales familiares para los londinenses. También es posible observar patos silvestres, cormoranes y otras aves alimentarse de las plantas que hay a la orilla del río.
Aunque el éxito del saneamiento del río Támesis es indiscutible, los ecologistas todavía ejercen presión para que se pongan en marcha otras medidas de limpieza del ambiente, como prohibir el uso de herbicidas, mejorar la calidad del agua vertida al desagüe por las plantas de tratamiento, y controlar las emisiones de las fábricas.

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